La inversión ESG, enfocada en valores ambientales, sociales y de gobernabilidad, ha experimentado una evolución notable en los últimos diez años. El concepto de ESG, originalmente ideado para orientar a las empresas hacia decisiones responsables y sostenibles, actualmente se encuentra ante varios retos. Desde su auge mundial después del Acuerdo de París, hasta su creciente politización, es hora de analizar la situación presente del ESG, su importancia y su uso en el sector empresarial.
La génesis y el auge del ESG
El crecimiento del ESG ocurrió tras el Tratado de París, en el que más de 200 naciones se comprometieron a disminuir las emisiones de carbono. Este escenario motivó a las compañías a incorporar principios de responsabilidad. Corporaciones como Verizon y Axa adoptaron un compromiso con las energías renovables y la desinversión en los combustibles fósiles. Esto se produjo en medio de un auge de iniciativas de justicia social, motivadas por sucesos mundiales como el homicidio de George Floyd, reforzando la narrativa de la sostenibilidad.

La realidad tras la percepción
Pese a su popularidad, el término ESG (Environmental, Social, and Governance) ha sido objeto de críticas debido a su *ausencia de claridad* y la falta de normas exactas. Este concepto, que busca evaluar el impacto ambiental, social y de gobernanza de las empresas, ha generado diversas opiniones.
- Críticos indican que el ESG se ha transformado en un término común, lo que permite a ciertas compañías incurrir en el greenwashing, que hace referencia a realizar declaraciones falsas o exageradas acerca de sus medidas medioambientales.
- Además, el término ha adquirido un carácter político, con algunos sectores interpretándolo como una manifestación del capitalismo woke. Este fenómeno se refiere al uso de políticas progresistas como estrategia de marketing en el ámbito empresarial.
- La tensión entre sus tres fundamentos (ambiental, social y de gobernanza) ha originado disputas internas en las compañías. Esto ha resultado en una disminución de la eficacia de las tácticas implementadas, ya que la falta de consenso puede debilitar las iniciativas destinadas a mejorar los aspectos ESG.

Un nuevo enfoque hacia la transparencia
Como respuesta al escepticismo, numerosas compañías han comenzado a distanciarse del concepto de ESG (Environmental, Social, and Governance), aunque continúan buscando alcanzar objetivos sostenibles.
- Este distanciamiento ocurre porque, para muchas entidades, el término ESG ha comenzado a ser visto más como un pasivo que un activo.
- Las preocupaciones surgen especialmente cuando las acciones de estas empresas no cumplen con las expectativas del público.
- Sin embargo, la exigencia de claridad y responsabilidad sigue siendo fundamental en el panorama actual.
- Tanto inversores como consumidores están exigiendo niveles más altos de transparencia de las empresas.
- En respuesta a esta demanda, la Unión Europea ha implementado nuevas regulaciones.
- Estas regulaciones requieren que las compañías revelen su impacto no solo en el medio ambiente sino también en la sociedad.
- Este movimiento busca asegurar que las empresas operen con un sentido de responsabilidad y sostenibilidad que esté alineado con las expectativas globales modernas.
Pese a los retos a los que se enfrenta, los principios esenciales del ESG—el fomento de la sostenibilidad, equidad y gobernanza ética—continuan siendo cruciales. El secreto radica en redefinir y clarificar su uso, creando métricas consistentes y potenciando la transparencia. Recuperar la credibilidad del movimiento es esencial para que las compañías sean verdaderamente responsables y el concepto ESG retome su sentido inicial en el entorno empresarial.